DUENDE

El duende viejo es una criatura menuda pero robusta, de espalda ligeramente encorvada por los años y con una expresión sabia que delata siglos de experiencias. Su rostro está surcado por arrugas profundas, especialmente alrededor de los ojos, que aún conservan un brillo travieso y una chispa de picardía. Su nariz es prominente y algo torcida, y de sus grandes orejas puntiagudas cuelgan pequeños amuletos o aretes de cobre y madera.

Su cabello, largo y despeinado, es completamente blanco o gris plateado, igual que su tupida barba que le llega hasta el pecho, trenzada en algunas partes con cuentas o ramitas secas. Viste ropas raídas pero llenas de carácter: una túnica de tonos tierra, un chaleco con bolsillos abultados de secretos, y unas botas gastadas que han pisado muchos caminos olvidados.